Las empresas bien gestionadas, rentables y con éxito suelen ser eficientes. Como hemos visto con las recientes interrupciones de la cadena de suministro y la volatilidad de los precios de la energía, el costo de los bienes y servicios puede fluctuar y cambiar con el tiempo, por lo que es crucial garantizar que las áreas que podemos controlar (el diseño de la mina y de las instalaciones, la selección de equipos y las prácticas operativas) sean lo más eficientes posible para nuestro éxito a largo plazo.
Un aspecto cada vez más importante de todos nuestros esfuerzos por hacer más eficientes nuestras operaciones es mejorar nuestra ecoeficiencia, es decir, hacer más con menos. Esto implica la implementación de procesos para seguir y mejorar el uso de los recursos y minimizar nuestra huella ecológica global. Los grupos de interés, incluidos algunos inversionistas, esperan cada vez más que demostremos que disponemos de procesos, que medimos y hacemos seguimiento de nuestro desempeño y que integramos las consideraciones de ecoeficiencia en nuestras decisiones de inversión y procesos de planificación empresarial.
Mediante el seguimiento de varios criterios de ecoeficiencia, como el uso de energía, las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), la extracción y reutilización de agua, la generación y reutilización de residuos, y la tierra recién perturbada o restaurada, tenemos un mayor conocimiento de nuestras actividades e impactos. Basándonos en nuestro desempeño, podemos ver las áreas en las que necesitamos mejorar y podemos ajustar nuestros métodos de producción o adoptar nuevas tecnologías para reducir nuestro uso de recursos.
Ya que los nuevos proyectos, las ampliaciones y las mejoras ofrecen una de las mejores oportunidades para abordar la ecoeficiencia, hemos actualizado nuestro proceso de Autorización de Gastos (AFE) (el método que seguimos para aprobar las solicitudes de financiación de grandes proyectos o equipos) para incorporar las consideraciones de ecoeficiencia.
La ecoeficiencia puede no ser la principal consideración de muchas de nuestras inversiones, pero puede ser un beneficio. Por ejemplo, si queremos comprar equipos de minería, la evaluación de los criterios de medición de la ecoeficiencia de esa inversión puede ayudar a seleccionar equipos que puedan reducir nuestras emisiones de gases de efecto invernadero y, al mismo tiempo, reducir nuestros costos de combustible y aumentar la producción.
Otros de los beneficios del seguimiento de los criterios de medición de la ecoeficiencia en el proceso de AFE son los siguientes:
- Hacer visibles las inversiones que aumentan la eficiencia y/o reducen nuestro impacto ambiental.
- Fomentar una evaluación más amplia de las alternativas basadas en la eficiencia técnica y en el costo.
- Establecer un registro de los proyectos que han dado lugar a ecoeficiencias, de modo que podamos repetir nuestro éxito, mejorar continuamente e informar con transparencia de nuestras iniciativas a los inversionistas y otros grupos de interés.